Comer gofres es una cosa que no puedes hacer todos los días. La gente no compra gofres como quien compra bolsas de patatas, y eso es un fenómeno que no me explico, a la gente por fuerza le gustan los gofres. ¿A quién no le gustan los gofres?
Yo tengo la respuesta a esa pregunta: los gofres son como los hijos, cuanto más tienen, más quieren. Este ejemplo es válido a la hora de acompañarlo con sirope: tú empiezas a echarle sirope de chocolate al gofre, y nunca parece que haya suficiente, así que lo sigues echando como si te fuera la vida en ello, hasta que pasa de ser un gofre con chocolate a ser chocolate con gofre, pero da igual, aún no hay suficiente y sigues apretando el bote.
Cuando ¡oh, sorpresa! el sirope se agota, empiezas a tomarte el gofre, y te das cuenta de que ya no es un gofre: es un cacho de pan frío cubierto de dos litros de una pegajosa masa de chocolate. Aun así te lo tomas, y el chocolate sobrante lo rebañas con el dedo, la lengua o con una cuchara.
Que gran verdad, Nachete.
ResponderEliminarTu si que me entiendes... está basado en hechos reales... (:
ResponderEliminarY tan reales xd
ResponderEliminarA ti simplemente se te va la olla nochooo ehh! jajajaja ahora me han entrado ganas de comer gofreeees!
ResponderEliminarUff y a quien no... con su sirope por encima... mmm... xD
ResponderEliminar