lunes, 14 de marzo de 2011

La verdad de los gofres

Comer gofres es una cosa que no puedes hacer todos los días. La gente no compra gofres como quien compra bolsas de patatas, y eso es un fenómeno que no me explico, a la gente por fuerza le gustan los gofres. ¿A quién no le gustan los gofres?

Yo tengo la respuesta a esa pregunta: los gofres son como los hijos, cuanto más tienen, más quieren. Este ejemplo es válido a la hora de acompañarlo con sirope: tú empiezas a echarle sirope de chocolate al gofre, y nunca parece que haya suficiente, así que lo sigues echando como si te fuera la vida en ello, hasta que pasa de ser un gofre con chocolate a ser chocolate con gofre, pero da igual, aún no hay suficiente y sigues apretando el bote.

Cuando ¡oh, sorpresa! el sirope se agota, empiezas a tomarte el gofre, y te das cuenta de que ya no es un gofre: es un cacho de pan frío cubierto de dos litros de una pegajosa masa de chocolate. Aun así te lo tomas, y el chocolate sobrante lo rebañas con el dedo, la lengua o con una cuchara.

5 comentarios:

  1. Que gran verdad, Nachete.

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  2. Tu si que me entiendes... está basado en hechos reales... (:

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  3. A ti simplemente se te va la olla nochooo ehh! jajajaja ahora me han entrado ganas de comer gofreeees!

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  4. Uff y a quien no... con su sirope por encima... mmm... xD

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